Las prácticas de alimentos llevadas a cabo durante este año, siguen demostrando la pertinencia de aprovechar los espacios y recursos para transformar, innovando no solo la forma de aprovechamiento de las materias primas, sino la verdadera finalidad de estas actividades, que más allá de obtener alimentos deliciosos y con calidad, facilitan la vivencia de momentos irrepetibles con compañeros, amigos, con ese equipo de trabajo que el universo ha elegido para aprender y crecer en la etapa de la vida que estos chicos viven en el presente.
El disfrute se percibe en las expresiones y emociones que los estudiantes reflejan durante la estadía en el laboratorio o en la planta, y luego de ello, se reciben esas manifestaciones de satisfacción de familias enteras que valoran la calidad y aporte de lo que se prepara.
Jamás cambiaría los aprendizajes de estas experiencias y la sinergia que se percibe con aquellos que, desde el deseo, transforman el mundo y amplían su conciencia desde las pequeñas acciones, acompañándolas con alegría y espontaneidad.